jueves, 28 de abril de 2016

Gofres

Estos gofres tienen una historia impresionante


Cuando vi ESTA receta de mi compañera bloggera Cuca me entró un antojo tremendo de hacerlos, pero me encontré con un gran problema, que no tenía la máquina para hacerlos, ni las planchas de metal tampoco.


Encima me quedé estupefacta al comprobar y leer detenidamente la receta que no estaban hechos en esas máquinas... Sino en moldes de silicona!!!!!!!!! no daba crédito!!!!!!!! y así de doraditos!!!!!!!! me puse enseguida al habla con ella y me dijo que había comprado los moldes en Lidl. Y aquí es cuando empieza la tortura... La dura espera... Esas mariposillas que me entraban en el estómago cada vez que recibía la newsletter del super esperando/deseando que los volvieran a sacar a la venta


Como Cuca, encuentro motivos la mar de objetivos para cada compra que hago. Por ejemplo, estos moldes de silicona para gofres tenían la ventaja de costar mucho menos que una gofrera, que se pueden preparar muchos más gofres de una vez, que ocupaban muchísimo menos espacio en los armarios de la cocina, que son más sencillos de fregar, que la receta de gofres en el horno es mucho más sana...


Y por fin llega el día en que los ves en el folleto!!!!!!!!!! y poco menos que mandas a tu madre al super a hacer noche con la tienda de campaña y el camping gas para que sea la primera en entrar y no te quedes sin ellos... Después de lo tortuosa que ha sido la espera... Cuando te llama y te dice "LOS TENGO".... Dios!!!!!!!!!!!!!!! tocar el cielo con las manos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


La costumbre de cocinar la masa de harina entre dos placas de metal ya era habitual entre los griegos. Con los siglos la tradición fue adquiriendo sus propias fórmulas según los diferentes países europeos. Los populares gofres que triunfan hoy en todo el mundo provienen de EE UU. Llegaron a bordo del Myflower con los emigrantes que traían con ellos la receta holandesa, conocida entonces como wafel, de donde proviene la acepción inglesa waffle. 


En 1789, Thomas Jefferson regresaba de Francia con la que sería la primera plancha de gofres de América, la de la típica cuadrícula. La idea de servirlos con nata y otros ingredientes dulces, como chocolate o sirope, la puso de moda el belga Maurice Vermersch durante la Exposición Universal de Bruselas, en 1960. Tanto fue el éxito que cuatro años más tarde decidió trasladarse a Nueva York, donde dio a su invento el nombre de "gofre belga", origen del actual fenómeno mundial.


Vamos con la receta de estas maravillas

Ingredientes:

* 110 gramos de mantequilla
* 3 huevos
* 4 cucharadas soperas de azúcar blanco
* 410 ml de leche (yo le puse semidesnadata)
* 240 gramos de harina para repostería
* 2 cucharaditas de levadura en polvo
* Una cucharadita de vainilla en pasta.
* Un pellizco de sal
* Azúcar moreno para espolvorear.


Elaboración:

1. Derretimos la mantequilla y la mezclamos con la leche, los huevos, la vainilla y el azúcar blanco.

2. Añadimos la harina, la levadura y la sal y mezclamos hasta que quede una masa homogénea. Yo lo hice con varillas manuales pero creo que lo mejor (y más rápido) es meter todos los ingredientes en el vaso de la batidora.

3. Poner spray de fácil desmoldado al molde de nuestros gofres

4. Ponemos los moldes en la bandeja y vertemos la mezcla en cada hueco hasta el borde. Mover los moldes llenos no es nada sencillo ¡no os olvidéis! 


5. Metemos en el horno precalentado a 220º C y horneamos diez minutos.

6. Sacamos los moldes, desmoldamos los gofres y los colocamos de nuevo en la bandeja del horno, esta vez sobre un papel sulfurizado con el dibujo hacia arriba. En este momento yo le puse un poquito de azúcar moreno por encima.

7. Volvemos a hornear hasta que se vean dorados por encima. Yo esta vez bajé el horno a 180º C aunque en la receta original seguían con el horno a 220º C

8. Sacamos del horno, dejamos templar unos minutos y ya los podemos comer. También se conservan perfectamente en cualquier recipiente bien tapados y le podemos dar un golpe de calor en el microondas antes de comerlos. Igualmente podemos congelarlos y conservar en una bolsa hermética hasta 3 meses y descongelar directamente a temperatura ambiente.


De verdad que son una auténtica delicia!!!!!!!! yo, como veis, he huido un poco del clásico de la nata con fideos de chocolate, y he preparado uno que era la mitad con sirope de chocolate y la mitad con mermelada casera de cereza (podéis utilizar la que mas os guste)... El otro solo lleva fruta por encima, fresa, que es muy de temporada, y plátano.

Para esto ya sabéis que vuestros gustos y vuestra imaginación es lo que marcará la diferencia, porque hay millones de combinaciones.

El paño y la taza son de Green Gate, los platos son de Maria Lunarillos, los bowls son de Maisons du monde, los cubiertos son de la tienda Casa y la botellita es de Tape pink.

Besines de antojazo cumplido tras una tortuosa espera.




lunes, 25 de abril de 2016

Pie de fresa

Estamos en plena temporada de fresas


Yo sigo con mi reto particular de hacer tartas de tipo pie y, estaba claro que no podía dejar pasar esta oportunidad de hacer una tartaleta de fresa, la cual todavía no había hecho esperando el momento oportuno... Está claro que ya ha llegado....


La tarta de fresas es una de las tartas clásicas de fruta que se hace de muchas formas y cuya capa superior está hecha de fresas. No sólo se la conoce en países germánicos sino también en Inglaterra, Polonia y Rusia.

Dos de las variedades más comunes son:

La base es una capa de pastaflora untada de confite y sobre la que se pone el relleno, generalmente una crema pastelera. Sobre esto se disponen las fresas.

Y luego la que he hecho yo, la versión americana


Ingredientes para la masa:

350 gr de harina tamizada.
225 gr de mantequilla sin sal.
40 gr de azúcar.
3 gr de sal.
60 ml de agua.

Ingredientes para el relleno:

1 Kg de fresas.
150 gr de azúcar.
50 gr de maicena.
Una cucharada de pasta de vainilla.
Ralladura y zumo de una naranja (o limón).
25 gr de mantequilla




Empezamos preparando las fresas. Se limpian bien, se quitan las hojas y se trocean

Se le añaden el azúcar, vainilla, ralladura y zumo de naranja.

Lo dejamos reposar al menos un par de horas. Mientras vamos preparando la masa que también tiene que reposar. 

Se mezclan la harina, azúcar, sal y mantequilla cortada en trozos con la punta de los dedos (o la pala de la KitchenAid). Queda como una arena gruesa.

Se añade el agua y se sigue mezclando. La KitchenAid formó un montón de bolitas de masa.

Al darle un toque con las manos ya queda una masa uniforme que no se pega al bol ni a las manos.

Se divide en dos trozos y se deja enfriar como una hora en la nevera.


Tengo que confesar que aunque hago dos trozos, al final siempre acabo "pidiendo prestada" masa para la base. Como siempre sobran los recortes no pasa nada, pero la próxima vez creo que directamente utilizaré toda la masa para la base y lo que sobre para la superficie.

Se extiende bien sobre la superficie enharinada. Intentado que me quedaran los borde lo más rectos posibles, corté un gran círculo con la ayuda de una fuente redonda.

Se enrolla la masa sobre el rodillo para depositarla con delicadeza sobre el molde (yo le puse un poco de spray desmoldante).

La masa se puede volver a meter en la nevera mientras se termina con el relleno. Después de dos horas (o un poco más) las fresas habrán soltado mucho jugo.

Colé el jugo y lo puse al fuego para que espesara un poco. Cuando estuvo un par de minutos hirviendo le añadí 25 gr de mantequilla y lo dejé enfriar.


Cuando empecemos con el montaje de la tarta encendemos el horno a 200º para que se vaya calentando. Vertemos las fresas sobre la base.

Le espolvoreamos la maicena y añadimos el jarabe hecho con el jugo de las fresas. Lo removí un poco porque me quedaron pegotones de maicena.

Para cubrir la tarta hice un enrejado, que hasta ahora tampoco había hecho. Estiré el resto de masa y corté tiras de unos 2 o 3 cm de ancho con una ruedecita que utilizo normalmente para el fondant.

Empezamos con cinco tiras que colocamos sobre la tarta, empezando por la que ocupará la posición central para que quede bien distribuido. Doblamos sobre si mismas las tiras en la posición 2 y 4 hasta un poco más de la mitad.

Colocamos la primera tira horizontal en el centro y volvemos a estirar las verticales 2 y 4.

Repetimos pero doblando ahora las tiras 1, 3 y 5.

Se sigue así hasta que lleguemos al final.

Y ahora por la parte superior. De verdad que se tarda más en contarlo que en hacerlo.

Recorté la masa sobrante de las tiras y para cerrar los bordes los apreté un poco contra la base de la tarta aplicando un poquito de agua en cada unión.

Estuvo una hora en el horno. Hay que estar un poco pendiente y si empieza a tostarse demasiado ponerle un papel de aluminio por encima.


Si no os ha quedado muy claro como se hace el enrejado, podéis ir AQUI que fue donde saqué la receta y viene un paso a paso muy práctico con fotos de absolutamente todo.

Esta tarta se suele tomar templada, con una buena bola de helado de vainilla encima... También he visto otra opción que es tomarla con un poco de nata montada por encima y un buen chorretón de sirope de chocolate... Para gustos....


Esta foto, que es la del corte, como podéis ver, es horrorosa, pero es que en la sesión no pude cortar la tarta ya que fue una sorpresa para mi amiga Laura, que cumplía 30 años, y hay que celebrar los cambios de dígito por todo lo alto!!!!!!!!!, así que aprovechando que habíamos quedado los amigos para otro sarao, pues la sorprendí con esta tarta... las velas... un regalo... En fin.... Un pack completo.... Como comprenderéis , no era plan de llevar la tarta cortada.

Fue todo un éxito!!!!!!!!!!! mis amigos quedaron encantados, les encantó, y como estuvo un par de días en el frigo, la masa "chupó" realmente bien el sabor del relleno y todo iba a conjunto.

El saco es de Dealz, el vaso es de Green Gate, las cucharitas son de Zara Home y las paletas de servir de un mercadillo alemán.

Besotes primaveriles de temporada


jueves, 21 de abril de 2016

Scones tradicionales + Mermeladas de cerezas y de melocotón

Esta es una receta que ha tardado mucho en ver la luz


Y es que ya he hecho una variante de Scones, unos de maíz y arándanos que podéis ver AQUI, pero la versión tradicional, que fue por lo que yo me puse manos a la obra, se me había quedado en el tintero y pendiente. Nada, casi 1 año después, es cuando he encontrado el momento para que viera la luz.


De origen escocés cuyo nombre proviene de la piedra del destino (the Stone of Destiny), la piedra donde se coronaba a los reyes. Hace mucho tiempo que dejó de cocinarse a la plancha para pasar a hornearse. Las posibilidades del scone son infinitas y en la cultura anglosajona se come acompañando al té (high tea)  abierto por la mitad, con clotted cream (una especie de nata gruesa derivada de unas vacas que se crían en una zona determinada del Reino Unido) y mermelada de frutos rojos. 


Desde los primeros scones, que se cocinaban en la plancha a base de avena y se cortaban en porciones triangulares, en Escocia han surgido múltiples variedades de este alimento: soda scones (similares al pan de soda), tattie scones (pastelitos de patata fritos que se sirven con el desayuno), drop scones (tortitas a la escocesa), bannocks (tortas de pan triangulares y planas)… Los más conocidos, sin embargo, son los panecillos redondos que se elaboran en el horno a base de harina de trigo, mantequilla y levadura en polvo, y que suelen servirse templados y abiertos por la mitad. Además de la versión básica, las panaderías y supermercados escoceses también suelen comercializar scones de frutas (con pasas, arándanos o cerezas) o de queso.


La mayoría de hogares escoceses tiene su propia receta para elaborarlos, que se transmite de generación en generación. Yo tomé prestada la de mi gran amiga y adorada Bea, del blog "Corazón de caramelo".

INGREDIENTES:

350 gr. de harina con levadura
1/4 de cucharadita de sal
5 gr. de levadura
85 gr. de mantequilla fría, cortada en cuadraditos.
60 gr. de azúcar glass
150 gr. de yogur entero
60 ml. de leche entera
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 huevo batido con dos cucharadas de leche




ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 200º C.

Poner juntos en un bol, la harina, la sal y la levadura y mezclar hasta que estén integrados. Añadir la mantequilla fría, cortada en trocitos y mezclar hasta conseguir una consistencia como de arena mojada.

Calentamos el yogur junto con la leche y la vainilla durante un minuto en el microondas.

Añadimos la mezcla caliente al bol de la harina y mezclamos sin amasar demasiado hasta que este todo bien integrado.

Enharinamos una superficie y extendemos la masa, procurando no amasarla más de la cuenta porque de lo contrario, nos quedarían los scones como piedras.

Formamos un rectángulo (puedes utilizar el rodillo, aunque es mejor hacerlo con las manos para que la masa suba sin problemas en el horno) de aproximadamente 2/3 cm. y con un cortapastas (lo enharinaremos cada vez que cortemos un scone) vamos formando los scones. ( En este caso yo he utilizado un cortapastas con forma de corazón). Los vamos colocando sobre papel de hornear en la bandeja del horno.

Con ayuda de un pincel, untamos cada scone con la mezcla del huevo con la leche e introducimos en el horno durante aproximadamente 12 minutos o hasta que estén doraditos.


Al no ser muy dulces, los podéis acompañar, o bien con un poco de queso fresco y jamón o membrillo, o bien como se consume originalmente, con mantequilla y un poquito de mermelada. 

Yo prefiero tomarlos con mantequilla y mermelada, para desayunar, por eso hoy os traigo un post super completito, ya que os voy a dejar la receta de las dos mermeladas que tengo en el frigo para tomar. 

Yo no hago proceso de envasarlas para conservarlas, mas bien es un truqui de la abuela, cuando la mermelada está lista y todavía caliente, relleno los botes de cristal previamente lavados, vierto la preparación hasta medio centímetro por debajo del borde del bote, tapo los botes y los pongo boca abajo hasta que enfrían por completo.

De todos modos si queréis tener unas directrices para envasarlas mucho mas profesionales, AQUI os dejo los consejos y los pasos que nos da Bea para ello.


Mermelada de cereza

Ingredientes:
400 gr. de cerezas deshuesadas
200 gr. de azúcar blanco
1 tablespoon (15 ml.) de zumo de limón

Lavar y deshuesar las cerezas. Una vez limpias deberán pesar 400 gr.
Trocear las cerezas en cuatro trozos y ponerlos en un cazo. Añadir el azúcar y el zumo de limón. Calentar a fuego medio-alto y dejar hervir, removiendo de vez en cuando y desespumando, hasta que la mermelada esté hecha (25-30 minutos). Si tenéis un termómetro deberá marcar 104ºC.
Una vez la mermelada esté hecha, poner la mermelada en un tarro de cristal esterilizado. Dejar templar.
Los trozos de cereza todavía serán apreciables. Si la queréis sin trozos siempre podéis triturarla como paso final.



Mermelada de melocotón

Ingredientes:
1 kg de melocotones
800 gr de azúcar moreno o azúcar blanco
4 cucharadas de zumo de limón

Comienza escaldando los melocotones en agua hirviendo para retirar su piel con facilidad. A continuación, quita el hueso de cada melocotón y trocéalo.

En un cazo, dispón el melocotón troceado con el azúcar moreno o el azúcar blanco y déjalo en reposo unos minutos.

Pon a cocer, a fuego lento, el recipiente con el melocotón, el azúcar y el zumo de limón.

Remueve hasta que el azúcar se haya disuelto; deja que la preparación cueza hasta que adquiera textura de mermelada. Mezcla de vez en cuando para evitar que se pegue al fondo.

Cuando la mermelada de melocotón esté lista, rellena los botes de cristal previamente lavados.


Y ya os dejo hoy, que al final con las tres recetas esto se está haciendo mas largo que un día sin pan.

Yo me voy a disfrutar de este estupendo desayuno, totalmente casero y la mar de britihs.

La tabla es de Muy mucho por muy poco, el plato y la servilleta es de Zara home, la copa mas alta (mermelada de melocotón) y la mas baja (mantequilla) son de Maisons du monde, la copa mediana (mermelada de cereza) es de Green Gate y el brick de porcelana es de Tape pink.

Un besote gigante y.... Que Dios salve a la reina!!!!!!!!!!!!!!!!!!